Cuando era niño, mis padres cultivaban ajos y mi infancia transcurrió entre campos de ellos. Sin embargo, nunca cociné platos como los tallos de ajo salteados. Cada vez que los veo preparados, ¡me parece fascinante! Dado que el ajo era tan común, siempre me pregunté por qué mi madre no los preparaba. Mi primer contacto con este plato fue recientemente en un restaurante. Estaba tan delicioso que ¡incluso pedí una ración extra! Inspirado por ese sabor, hoy compré un manojo de tallos de ajo para recrear el plato. Es una receta sencilla: solo blanquearlos ligeramente y mezclarlos con el condimento. Al mezclarlos con este aderezo refrescante, siento como si cada pequeña papila gustativa de mi lengua despertara de su letargo invernal, al igual que los brotes tiernos de la primavera.