Tengo la costumbre de comprar cosas en grandes cantidades porque no me gusta quedarme sin nada, lo que a menudo resulta en comprar paquetes de tres panes de molde. A veces lo tuesto, pero los otros dos panes terminan en el congelador. Una vez, me sobraron muchos bordes y recortes de pan al hacer sándwiches, y sintiéndome derrochadora, decidí hornearlos para hacer rusks. ¡Para mi sorpresa, resultaron bastante deliciosos! A todos en la iglesia les gustaron tanto que, desde entonces, cuando hacen sándwiches allí, las diáconas amablemente me empacan varias bolsas de bordes de pan. ¡Oh cielos! Así que, ¡termino horneando más para compartir! Es un gran resultado por el esfuerzo, no toma mucho tiempo y es fácil de hacer en grandes cantidades sin sentirse abrumado. ¡Por eso estos rusks son tan adictivos una vez que empiezas a hacerlos! Hoy, horneemos una generosa tanda de estos deliciosos rusks para compartir con los seres queridos.